Los sistemas alimentarios parecen ser los grandes olvidados de la acción climática. Según un informe que se acaba de publicar, actuar sobre los sistemas alimentarios podría lograr el 20% de la reducción de emisiones que hay que alcanzar en 2050. El informe ha sido publicado por WWF, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, EAT y Climate Focus. Este estudio señala que la mayor parte de las contribuciones nacionales (NDC) a los Acuerdos de París hablan de la producción agrícola, pero olvidan otras parcelas de los sistemas alimentarios que tienen un gran potencial para contribuir a la reducción de emisiones.
Considerados en su conjunto, los sistemas alimentarios representan el 37 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Teniendo en cuenta no solo la producción sino el procesamiento, distribución, elaboración y consumo de alimentos. Según los cuatro organismos participantes en este estudio, la mayor parte de los países se centran en reducir las emisiones de la producción agrícola pero olvidan otras cuestiones como reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos o evolucionar hacia dietas más sostenibles. No abordar los sistemas alimentarios desde un punto de vista holístico hace que se pierda la oportunidad de actuar de forma más eficaz contra las emisiones.
Marco Lambertini, director general de WWF-Internacional ha señalado que “sin una acción sobre cómo producimos y consumimos alimentos, no podremos lograr nuestros objetivos climáticos o de biodiversidad, que son la base para lograr la seguridad alimentaria, prevenir la aparición de enfermedades y, en última instancia, cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. El informe anima a los países a ser “más ambiciosos” a la hora de tener en cuenta todas las vertientes de los sistemas alimentarios en sus NDC. En este sentido, se identifican hasta 16 acciones que afectan a las políticas de cambio de uso del suelo y conversión de hábitats naturales, a la reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos así como cambios dirigidos a implantar dietas más saludables y sostenibles reduciendo el consumo excesivo de carne.
En el informe se pone de manifiesto también que los países desarrollados tienen menos probabilidades que los países en desarrollo de llevar a cabo acciones sobre sus sistemas agrícolas que se traduzcan luego en efectos climáticos positivos. Puede consultar aquí el informe completo.