Cada año se registran en el mundo 600 millones de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos. Una de cada diez personas en el mundo enfermará a lo largo del año como consecuencia de los alimentos que ingiere. Anualmente, 420.000 personas pierden la vida por enfermedades relacionadas con la contaminación de los alimentos. Esta situación afecta especialmente a la población infantil, ancianos y personas enfermas.
Por este motivo, cada año el 7 de junio, la FAO y la OMS nos recuerdan que el acceso a cantidades suficientes de alimentos inocuos y nutritivos es clave para mantener la vida y promover la buena salud. Este año, el lema de la jornada es «Alimentos inocuos hoy para un mañana saludable». Garantizar la inocuidad de los alimentos debe ser una prioridad en salud pública y un factor esencial para conseguir la seguridad alimentaria.
Estas dos organizaciones de las Naciones Unidas forman parte de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC), organismo fundamental del programa de la FAO y la OMS sobre normas alimentarias. Celebró sus primeras sesiones en 1963 y desde su creación vela por proteger la salud de los consumidores y garantizar buenas prácticas en el comercio internacional. Cuestiones como los medicamentos veterinarios, los plaguicidas, los aditivos alimentarios y los contaminantes son regulados por las normas del Codex que se basan en datos científicos proporcionados por organismos internacionales independientes de evaluación de riesgos. También por los estudios impulsados por la FAO y la OMS. Aunque las normas del Codex son recomendaciones para la aplicación voluntaria por parte de los estados miembros, sirven en muchas ocasiones como base para las diferentes legislaciones nacionales.
Estas normas no afectan solo a los productos para el consumo humano. La calidad de los piensos y una buena alimentación animal es fundamental para evitar problemas de contaminación. El Codex pretende prevenir y controlar la presencia de agentes nocivos como la dioxina, las aflatoxinas y otras sustancias no deseables. El enfoque actual de la inocuidad alimentaria insiste en la necesidad de prevenir la entrada de agentes nocivos en las primeras fases de la cadena de producción, incluida la producción primaria de cereales para pienso y forraje. También es una prioridad el control en el uso de los antibióticos. La resistencia a los antimicrobianos constituye una seria amenaza mundial para la salud humana y animal, que preocupa cada vez más.
Los productos genéticamente modificados también son objeto de estudio. La evaluación de la inocuidad debe incluir una comparación entre el alimento obtenido por medios biotecnológicos modernos y su equivalente convencional, centrada en la determinación de similitudes y diferencias entre ambos.
Otro de los caballos de batalla en la inocuidad de los alimentos es el uso de plaguicidas y otras sustancias químicas. El Comité del Codex sobre Residuos de Plaguicidas (CCPR) es el encargado de establecer los límites máximos de residuos (LMR) de plaguicidas en alimentos específicos o en grupos de alimentos o piensos que circulan en el comercio internacional. Antes de establecer estos límites se tienen que llevar a cabo evaluaciones del riesgo para la salud humana.
En este enlace tienes toda la información sobre el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos.