El encuentro ha girado en torno a «Alimentación sostenible para afrontar la emergencia climática» y ha reunido a representantes técnicos y políticos de las ciudades firmantes del Pacto de Milán (MUFPP), así como del mundo universitario y de la sociedad civil. Se han desarrollado decenas de sesiones a lo largo de tres días que han abordado cuestiones diversas: el papel de la sociedad civil y el de los gobiernos en la transformación de los sistemas alimentarios, la medición del impacto ambiental que estos sistemas producen, las estrategias regionales en cada uno de los continentes, las infraestructuras adecuadas para alimentar nuestras ciudades, la compra pública o las lecciones aprendidas sobre inseguridad alimentaria durante la pandemia.
En la sesión de clausura, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona -ciudad anfitriona-, señaló que «ahora toca pasar de la política en genérico a las políticas concretas» y que «la ciudadanía está haciendo su faena, pero ahora es el momento de que el estado predique con el ejemplo». El alcalde de València, Joan Ribó, también participó en el acto de clausura reclamando «la adopción de medidas legislativas y políticas que potencien la agricultura sostenible y corrijan las prácticas comerciales insolidarias y peligrosas». El ministro de consumo, Alberto Garzón, cerró el turno de intervenciones afirmando que «no va a haber una solución a la crisis climática si no modificamos nuestros hábitos de consumo».
El Reto de Barcelona
Coincidiendo con la celebración del Foro del Pacto de Milán se ha presentado el Reto de Barcelona, The Barcelona Challenge for Good Food and Climate. Un desafío lanzado a todas las ciudades para que se sumen mediante políticas alimentarias concretas a la acción para hacer frente a la crisis climática. La iniciativa parte del Ayuntamiento de Barcelona apoyado por diversas redes: Red de ciudades por la Agroecología, Pacto de Milán, C40, Terres en villes y Sustainable Food Places.
Las acciones que se sumen al Reto de Barcelona irán destinadas por una parte a mitigar, reduciendo las emisiones de GEI producidos por el sistema agroalimentario, y por otra a la adaptación, para que los sistemas agroalimentarios locales sean más resilientes a los fenómenos climáticos extremos. Los municipios que decidan unirse al Reto de Barcelona podrán hacerlo hasta marzo de 2022.
Intercambio de experiencias
A lo largo de las tres jornadas se llevaron a cabo numerosas sesiones en las que las ciudades participantes explicaban experiencias que podrían replicarse en otros lugares así como dificultades que aparecen en el camino. Se percibió un sentir general en la necesidad de que se lleven a cabo determinadas modificaciones legislativas que permitan una mayor facilidad a los municipios para llevar adelante sus iniciativas.
Este problema es especialmente relevante si nos referimos a la compra pública, que en los municipios es muy significativa a la hora de organizar los comedores escolares. En una de las sesiones, Thibaud Lalanne de Mouans Sartoux, se lamentaba de que aunque las administraciones públicas tienen una gran herramienta que es la compra pública, «el marco legal no está adaptado. ¿Por qué no cambiarlo?» Eso después de explicar que en su municipio pusieron en marcha una granja municipal –porque nadie se presentó a la licitación- que produce 25 toneladas al año en productos que se distribuyen a los comedores escolares de la localidad.
También se puso de manifiesto la necesidad de implicar a la sociedad civil en los cambios que hay que llevar a cabo. Para ello es necesario incidir en la educación y en llevar a cabo una buena comunicación. Justin Varney, Director de Salud Pública del Ayuntamiento de Birmingham, explicaba cómo los ciudadanos, la mayoría de las veces, tienen sus decisiones de consumo «secuestradas» por las grandes superficies: «hay que encontrar una narrativa para los sistemas alimentarios distinta de la narrativa del beneficio».
Río de Janeiro
En la reunión del comité directivo del Pacto de Milán se decidió que el 8º Foro Global tendrá lugar el próximo año, 2022, en Río de Janeiro. A partir de esa cita, los encuentros tendrán carácter bianual. En la actualidad, 217 ciudades se han adherido al Pacto de Milán, lo que representa 400 millones de habitantes.
Las ciudades firmantes se comprometen a impulsar sistemas agroalimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes, seguros y diversificados, para asegurar comida saludable y accesible a todas las personas y con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario, preservar la biodiversidad y, a su vez, mitigar los efectos de la crisis climática y adaptarse a ella.