El hambre: un flagelo que no abandona el Cuerno de África

Tiempo atrás, la familia de la somalí Maryam se dedicaba a criar cabras y cultivar tierras. Así subsistía toda la familia. Pero después de mucho tiempo sin llover, la tierra se secó, sus cabras murieron y el grupo familiar cayó en la indigencia. “Ahora no tenemos nada”, señala Maryam desde el campamento para desplazados donde ha encontrado cobijo temporal junto a los suyos.
En el Cuerno de África, una región comprendida por Somalia, Yibuti, Eritrea y Etiopía, hay muchas personas en situaciones como esa. Allí, la realidad es apremiante: no llueve hace seis años, ni siquiera en la temporada de lluvias. Las cosechas han sido escasas y las fuentes de agua se han secado. Hoy podemos afirmar que se trata de la sequía más grave y de mayor duración de la que se tiene registro. Pero este fenómeno climático es solo uno de los obstáculos para alcanzar la seguridad alimentaria en esta región. Veamos las otras:
Una región de violencia localizada
Los países del Cuerno de África experimentan conflictos armados muy complejos.
Somalia, por ejemplo, ha sido escenario de una guerra civil prolongada. Hoy, el país está dividido en varias zonas controladas por grupos armados y el gobierno tiene un control limitado sobre el territorio. Además, grupos yihadistas como Al-Shabaab han llevado a cabo una campaña de violencia en el país, que incluye ataques a civiles y a la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM).
En Etiopía la situación no es mejor. Hubo conflictos entre el gobierno y grupos étnicos en varias regiones del país, provocando una grave crisis humanitaria con miles de civiles desplazados, hambrunas y denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Por su parte, Eritrea ha estado involucrada en varios conflictos regionales y actualmente participa en el conflicto en Tigray, en apoyo al gobierno etíope. Y, si bien Yemen no se encuentra geográficamente en el Cuerno de África ha estado en guerra civil desde 2015, generando desplazamientos forzosos a los países que integran el Cuerno de África y ejerciendo de este modo una importante presión en sus infraestructuras.
Las dificultades económicas
Según la séptima edición del Informe Mundial de las Crisis Alimentarias publicado en abril por FAO, la crisis económica es una de las principales causas de inseguridad alimentaria y malnutrición, superando a los conflictos como principal causa en 27 países del mundo.
En el Cuerno de África, la subida en los precios de los alimentos y las graves perturbaciones de los mercados socava la capacidad de los países para responder a la crisis alimentaria. Asimismo, la pobreza extrema y la desigualdad económica han creado tensiones sociales y políticas en la región, por lo que sus habitantes conviven con la falta de empleo y de oportunidades económicas.
Las repercusiones de la guerra en Ucrania
Como es sabido, el impacto de la guerra en Ucrania ha afectado la seguridad alimentaria mundial debido a las grandes contribuciones de estos países en la producción y el comercio mundiales de combustible, insumos agrícolas y productos alimentarios esenciales, como el trigo, maíz y aceite de girasol.
Sin embargo, la dependencia del Cuerno de África con respecto a los cereales provenientes de Rusia y Ucrania es muy arraigada. La «Iniciativa de Granos del Mar Negro» es el nombre oficial de un acuerdo que regula la exportación de cereales desde estos países y ha contribuido a aliviar la crisis alimentaria mundial provocada por el conflicto.
El vencimiento de este acuerdo en marzo y las vacilaciones en cuanto a su renovación no son más que muestras de la fragilidad de las cadenas de suministro. Tengamos en cuenta que, junto a Oriente Medio, la región importa el 40% del trigo y el maíz de Ucrania. Por tanto, la guerra sigue siendo un factor decisivo para la seguridad alimentaria de una región que depende demasiado de las importaciones de alimentos.
Más datos de FAO que encienden la luz de alarma
Otros datos preocupantes que señala el informe y nos ayudan a entender la situación en esta región es que el 40% de la población expuesta a crisis, emergencia o catástrofe alimentaria en el mundo, reside en solo cinco países y uno de ellos es Etiopía. Solo en este país africano, el 21% de la población tenida en cuenta para el informe sufre de inseguridad alimentaria aguda, una situación en la que las personas no tienen suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades nutricionales diarias.
Además, FAO prevé que en Somalia, entre abril y junio de 2023, unas 222.700 personas podrían morir de hambre y que, hasta el momento, cerca de 3 millones de personas se han visto obligadas a emigrar debido al conflicto, inseguridad y las consecuencias del cambio climático.
Hacer frente a la fragilidad
Para aliviar la situación de hambruna en el Cuerno de África necesitamos un cambio de paradigma. Poner el foco en la prevención, en vez de tomar medidas reactivas una vez que el problema se haya instalado. “Este informe deja claro que es posible avanzar. Disponemos de los datos y los conocimientos necesarios para construir un mundo más resistente, inclusivo y sostenible en el que el hambre no tenga hogar, entre otras cosas mediante sistemas alimentarios más sólidos”, señala António Guterres, Secretario General de la ONU en el prólogo del informe.