España: las claves del proyecto de ley para frenar el despilfarro de alimentos

Desperdiciar comida es grave. Pero desperdiciarla en un mundo con hambre es aún peor. Salir de ese ciclo de despilfarro depende de la ciudadanía y de la gestión del alimento en casa, así también como del compromiso de todos y cada uno de los agentes de la cadena alimentaria. Y este es precisamente el objetivo de la futura Ley de Prevención y Desperdicio de Alimentos que acaba de promulgarse en España: conseguir las reformas estructurales que necesitamos para que dejar de tirar alimento a la basura sea una realidad.
La normativa, que se espera que entre en vigor en enero de 2023, brinda soluciones a lo largo de toda la cadena alimentaria para reducir la pérdida y desperdicio al menos en un 20%, desde la producción hasta el consumo. De esta manera, se daría un paso más en el compromiso de alcanzar el ODS 12.3 de la Agenda 2030 de ONU, que aspira a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial que, en 2020, alcanzó en España los 31 kilos por persona.
Estas son las claves de la futura ley:
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Concienciar para prevenir
Pretende sensibilizar, formar y movilizar a todos los agentes de la cadena en una gestión adecuada de los alimentos a través de campañas divulgativas y de prevención. En cuanto a la ciudadanía, los incentiva a comprar productos con fecha de caducidad o preferente próxima. Este punto es fundamental, especialmente si tenemos en cuenta que por ese motivo 9 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura en la Unión Europea (el 10% de todo el alimento que desperdiciamos). Fuente: Comisión Europea.
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Una jerarquía de prioridades: de donar a generar energía
Los alimentos que se encuentren óptimos para el consumo serán donados a personas vulnerables, redistribuidos o transformados en subproductos (como jugos o mermeladas). Aquellos que no cumplan las condiciones para el consumo humano, se utilizarán para alimentar animales o como subproductos para otras industrias. Solo entonces serán aplicados en la obtención de compost, biogás u otros combustibles.
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Distintos tipos de obligaciones que se aplican a las industrias alimentarias
Los restaurantes, bares y supermercados deberán disponer de un plan para la prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario que contemple la donación, fomentar líneas de venta con productos “feos” y a granel, y promover el consumo de los productos de temporada, de proximidad y ecológicos.
A su vez, las empresas de hostelería deberán ofrecer envases ecológicos y gratuitos para que los clientes puedan llevarse el alimento que no hayan consumido.
Las empresas y entidades de iniciativa social y organizaciones sin ánimo de lucro, por su parte, deberán garantizar la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro de entradas y salidas de los alimentos recibidos y entregados.
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Un régimen sancionador poderoso
La normativa contempla multas para quienes no sigan la normativa, que van de entre 2.001 y 60.000 euros.
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Un plan nacional para controlar el despilfarro
El Ministerio de Agricultura aprobará un Plan Nacional de control de las pérdidas y el desperdicio alimentario que presentará los objetivos generales y prioridades de las tareas de control y será revisado cada cuatro años.
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Un informe anual para seguir mejorando
Cada año, el Ministerio de Agricultura publicará un informe con los resultados de la ejecución del Plan Nacional y contemplará también datos relativos al impacto ambiental.
Las cifras actuales no son las que esperamos. Pero la buena noticia es que llevarlas a unos mínimos es posible y que, al hacerlo, todos ganamos: reducimos la huella ambiental, cuidamos los recursos y alimentamos a más personas.