FAO: nuevos desafíos después de 75 años de historia

Una guerra cruel. Esa fue la chispa que detonó la creación de una entidad capaz de aliviar sus consecuencias. La FAO luchó contra la hambruna de posguerra. Y salió victoriosa. Desde sus comienzos, la Organización ha logrado grandes progresos en la reducción del hambre y de la pobreza, así como en la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición. Este 19 de octubre celebramos 75 años de su nacimiento y el hecho de que, después de los grandes logros obtenidos, continúa salvando vidas. Hoy, enfrenta un panorama diferente al de sus inicios. Pero igual de desafiante.
¿Cómo ha variado el mundo en estos 75 años?
El hambre ya no es la peor de las adversidades a las que la Organización –y todos nosotros–tenemos que hacer frente. A lo largo del siglo pasado se han logrado enormes avances en la mejora del bienestar de las personas en todo el mundo. Las comunidades han atravesado un cambio histórico debido al desarrollo tecnológico y las innovaciones en los sistemas productivos. Las mejoras en las cosechas que han propiciado estos avances han contribuido a una utilización más eficiente de los recursos y al incremento de la seguridad alimentaria. Gracias a los avances tecnológicos fue posible reducir el margen de personas que padecen hambre en el mundo y acercar alimentos saludables a más familias.
Sin embargo, las grandes preocupaciones persisten. Hay más de 820 millones de personas que siguen pasando hambre, y más de dos mil millones carecen de micronutrientes o están sobrealimentadas. Las grandes urbes están creciendo. Y no paran de crecer. Es preciso encontrar soluciones a largo plazo que garanticen un balance entre el mundo urbano y el rural y que garanticen alimentos frescos, saludables y obtenidos de manera sostenible para todos. Una de las iniciativas impulsada por la FAO es Green Cities Initiative, que destaca el papel esencial de las ciudades en la formulación urgente de medidas innovadoras, amplias y coordinadas.
Además, se suma un tercer problema que amenaza la sostenibilidad de los sistemas alimentarios de todo el mundo: el impacto ambiental. El uso indebido de los recursos naturales, el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación ambiental podrían poner en peligro la seguridad alimentaria global para una población que no deja de crecer.
Ahora, la FAO debe atender a las incertidumbres que todos percibimos: ¿es posible para los sistemas agrícolas de hoy cubrir la demanda de una población que crece exponencialmente? ¿Podemos incrementar la producción de alimentos sin que ese avance se produzca en detrimento del medio ambiente?
La FAO del siglo XXI: más transparente, inclusiva e innovadora
Desde sus inicios en 1945, la FAO trabajó con los gobiernos para hacer frente a problemas urgentes relacionados con el hambre y la malnutrición en el mundo. Con el correr de los años, la Organización comenzó a abordar una proyección a largo plazo para luchar contra el hambre. Sí: acercar alimento a las personas significaba una ayuda inmensa, pero no era suficiente. Asumir el ambicioso desafío de reducir el hambre en el mundo requería soluciones estructurales: un aumento global de la inversión en la agricultura y en los conocimientos técnicos, así como garantizar a los agricultores el acceso a la tecnología, asesoramiento, apoyo y asistencia técnica para mejorar sus cosechas. Y FAO puso toda su energía en ayudarlos.
A comienzos del siglo XXI, y frente al contexto de inestabilidad, interdependencia y cambios constantes que los caracterizan, la FAO decidió analizar, cuestionar y reformular su manera de actuar para ser más eficiente, ágil y flexible. Así surgió el nuevo Marco Estratégico en 2012, que incorpora conceptos como la sostenibilidad y resiliencia, sin dejar de lado los orígenes de la organización. A partir de ese momento, la actividad de la FAO se basaría en cinco objetivos estratégicos: ayudar a eliminar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición; hacer que la agricultura, la actividad forestal y la pesca sean más productivas y sostenibles; reducir la pobreza rural; propiciar sistemas agrícolas y alimentarios inclusivos y eficientes; incrementar la resiliencia de los medios de vida ante las amenazas y crisis.
En referencia a los cambios que ha atravesado la Organización desde su mandato, el Director General de la FAO, Qu Duygu, señaló que se han implementado con el objetivo erradicar el hambre y mejorar la calidad de vida de las personas “a través de Cuatro Mejoras: Mejorar la producción, Mejorar la nutrición y Mejorar el medio ambiente para una vida mejor; todo ello mientras se trabaja hacia la Agenda 2030 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Un papel clave en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
En 2015, los líderes mundiales fijaron la Agenda 2030: un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la ONU tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 10 años, como resultado de un trabajo conjunto entre los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y la ciudadanía. La principal meta de estos objetivos será erradicar –no reducir– la pobreza y el hambre, así como mejorar la nutrición.
Como parte de este reto que se presenta a nivel global, la FAO asume un papel fundamental. En primer lugar, se compromete a custodiar 21 indicadores de los ODS y ser el organismo colaborador de otros cinco, cubriendo más del 10% de todo el marco de indicadores globales de los ODS. Su papel es fundamental porque el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se apoya, en gran medida, en una supervisión efectiva, la revisión y el seguimiento de los procesos. Una labor que le sienta muy bien a la FAO, teniendo en cuenta su vasta experiencia en la creación y el intercambio de información fundamental sobre la alimentación, la agricultura y los recursos naturales en forma de bienes públicos mundiales, y sus capacidades para recopilar y difundir esos conocimientos en todo el mundo.
En este sentido, la FAO se ha comprometido a recopilar datos procedentes de fuentes nacionales, regionales y globales, validarlos y afinarlos para ponerlos a disposición de los investigadores para que puedan ser utilizados en reportes internacionales. De este modo, el veterano organismo promueve la formación de alianzas con otras entidades capaces de monitorear los indicadores y participar en los procesos de seguimiento y revisión del Foro Político de Alto Nivel.
Por otra parte, la Organización también cumple un papel activo a la hora de apoyar a los gobiernos para que estos diseñen políticas, programas y marcos legales capaces de promover la seguridad alimentaria y la nutrición. De forma muy especial en aquellos países que buscan financiación pública y privada para su desarrollo agrícola y rural. (Haz clic aquí para encontrar más detalles sobre el rol de la FAO en el éxito de los Objetivos).
Ya han pasado 75 años de la historia de FAO, en los que se han sumado grandes logros. Se han sucedido Directores Generales que dejaron su legado y miles y miles de profesionales que durante este tiempo han entregado lo mejor de su trabajo para lograr que se cumplan los objetivos para los que nació la Organización. A todos ellos, gracias.