Tanto ACNUR (la Agencia de la ONU para los refugiados) como el PMA (Programa Mundial de Alimentos) han advertido de la situación de emergencia en la que se encuentran millones de refugiados. A los problemas ocasionados por los conflictos, los desastres y el aumento de los precios, ahora hay que añadir los desafíos de la cadena de suministros y las consecuencias económicas de la Covid 19. Estos dos organismos de las Naciones Unidas acaban de hacer un nuevo llamamiento para que se adopten medidas urgentes. Si no se consiguen fondos adicionales, han advertido, en agosto se tendrán que adoptar medidas drásticas como la reducción de las raciones de comida.
Los refugiados que hasta ahora podían alimentarse y valerse por sí mismos han perdido en su mayoría la fuente de ingresos por las medidas restrictivas que en la lucha contra la covid 19 se han puesto en marcha. Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados, ha señalado que millones de refugiados en toda África dependen de la ayuda regular para satisfacer sus necesidades básicas y de ellos “alrededor de la mitad son niños, que pueden desarrollar dificultades de por vida si se les priva de alimento en las etapas vitales de su desarrollo”. En la misma línea, David Beasley, director ejecutivo del PMA ha señalado que “si bien la situación se deteriora para todos, el desastre se magnifica para los refugiados que no tienen absolutamente nada que amortigüe su caída”.
En los campos de refugiados de Etiopía, el 62% de los niños presentan niveles críticos de anemia y en Uganda, ya en el mes de abril, las raciones se tuvieron que reducir en un 30% por la falta de fondos. El Programa Mundial de Alimentos proporciona actualmente asistencia alimentaria a más de 10 millones de refugiados en todo el mundo.