“Mantener más zonas con vegetación natural asegura la presencia de insectos polinizadores en nuestros cultivos” Entrevista a Ainhoa Magrach e Ignasi Bartomeus.

Tenemos dos desafíos muy ambiciosos: el primero es seguir cultivando suficiente alimento para una población que crece exponencialmente y el segundo, hacerlo sin esquilmar los recursos del planeta. Hablamos sobre este tema con Ainhoa Magrach, investigadora en el Centro Vasco para el Cambio Climático, e Ignasi Bartomeus, investigador en la Estación Biológica de Doñana.
̶ Durante muchos años, para producir más se optó por homogeneizar el paisaje, es decir, reducir la variedad de cultivos. ¿Qué consecuencias trae aparejada?
Ignasi Bartomeus (IB): La homogenización del paisaje es un proceso complejo derivado de la globalización y del hecho de que la economía a gran escala fomenta regiones productoras de un solo cultivo. Sin embargo, esto a menudo beneficia a los empresarios, pero no a los agricultores.
Ainhoa Magrach (AM): A escala de paisaje estamos observando cómo zonas otrora cubiertas por mosaicos de diferentes tipos de hábitat hoy en día se ven cubiertas por un único tipo de hábitat, por ejemplo, zonas agrícolas, que ya ocupan más del 40% de la superficie de la tierra libre de hielo.
Existe además una homogeneización a nivel de la composición de especies, al verse favorecidas por los impactos humanos muchas especies generalistas que son capaces de sobrevivir en muchos lugares a expensas de otras especialistas. Pero también observamos una homogeneización a nivel genético, y esto se puede observar tanto en el caso de las especies silvestres como en los cultivos, al favorecer cada vez menos variedades.
̶ ¿Es grave reemplazar la biodiversidad por la dominancia de ciertos cultivos? ¿Qué nos espera si no nos paramos a repensar la forma en la que producimos alimentos?
IB: Durante mucho tiempo, ciertos procesos naturales como la polinización, la regeneración del suelo o el control de plagas se han dado por garantizados, ya que la biodiversidad nos proveía estos servicios. Sin embargo, las miles de especies que conviven con nosotros en los paisajes agrícolas necesitan unas condiciones mínimas para sobrevivir, y cuando simplificamos demasiado el paisaje, perdemos esas condiciones, perdemos muchas especies y perdemos los servicios que nos estaban proporcionando.
AM: Al reemplazar la biodiversidad por un número reducido de cultivos, que en muchos casos se plantan en forma de monocultivos, aumentamos la posibilidad de que exista un patógeno que les afecte. Este es el caso de los pinos en Euskadi, por ejemplo, que en este momento se ven afectados por un hongo que compromete las hojas y les impide realizar la fotosíntesis. Al crecer en plantaciones de esta única especie, el hongo se ha transmitido de árbol a árbol de manera sencilla, algo que no ocurriría en un bosque silvestre donde varias especies diferentes convivirían y el hongo no podría esparcirse de manera tan rápida.
̶ La población no para de crecer, pero nuestros recursos son finitos. ¿Puede contribuir la biodiversidad a ayudarnos a producir con el menor impacto ambiental posible?
IB: Es una falacia que el problema de alimentar a una población creciente sea la capacidad de producir alimento. Actualmente se produce suficiente, pero está mal repartido y se tira una gran proporción. Conservar la biodiversidad en los paisajes agrícolas no es solo una cuestión de producción, sino una cuestión de compartir el espacio con otras especies.
AM: Exacto. El problema actual no es tanto de producción sino sobre todo de distribución y de desperdicio. Hoy desperdiciamos una gran cantidad de los alimentos.
̶ ¿Cuál es el papel de los polinizadores y por qué es tan esencial?
IB: Las plantas con flor necesitan de animales que las polinicen para dar fruto, por tanto, los polinizadores, sobre todo abejas y sírfidos en nuestras latitudes, son un elemento clave para el funcionamiento del planeta. Muchos cultivos pueden dar fruto sin polinizadores, pero a menudo baja la producción y la calidad de los frutos.
AM: El 85% de las plantas silvestres y más del 70% de los cultivos que consumimos depende de alguna manera de los polinizadores, es decir, gracias al movimiento de polen entre diferentes plantas individuales aumenta el rendimiento. Y estos cultivos dependientes de los polinizadores incluyen aquellos que contienen las mayores cantidades de minerales y vitaminas. En muchos cultivos se utilizan abejas de la miel en colmenas para polinizar los cultivos, sin embargo, la abeja de la miel no siempre es la polinizadora más eficiente, cada cultivo posee una estructura floral (tamaño, forma) diferente.
Pensar que podemos depender únicamente de la abeja de la miel es como pensar que podemos usar un destornillador de estrella para absolutamente todos los tornillos que tenemos, no funciona igual de bien. Además, de la misma manera que pasa con los pinos de Euskadi, esta especie puede sufrir enfermedades o ser afectada por el cambio climático, contar con una diversidad de polinizadores es un seguro frente a posibles accidentes y pérdidas.
̶ ¿Qué pueden hacer los productores para reconstruir la biodiversidad?
IB: Paradójicamente, muchas de las prácticas tradicionales son compatibles con la biodiversidad. Tener campos más pequeños, incrementar el número de cultivos diferentes en el paisaje, respetar las lindes y los márgenes de los campos, y mantener las zonas menos productivas con vegetación natural asegura que miles de insectos y otros animales encuentran refugio y pueden convivir con nosotros. Conservar los grandes mamíferos requiere de grandes parques naturales, pero para muchos insectos es suficiente unos metros cuadrados de buen hábitat para prosperar.
AM: Coincido. En muchos casos no hacer nada es casi mejor que hacer algo. De manera natural en muchas zonas hay bancos de semillas en el suelo que si los dejamos crecer incluyen muchas de las especies con flores que utilizan estos polinizadores. Además de recursos florales necesitan zonas para nidificar, por lo que tener zonas con madera o no remover el suelo permitiría a diferentes especies establecer sus nidos en base a sus necesidades.
̶ Y los consumidores, ¿cómo podemos apoyar la transformación?
IB: Es difícil poner la responsabilidad en los consumidores, porque estamos inmersos en un sistema que no controlamos. Consumir productos de proximidad, de temporada, y reducir el consumo es importante, pero es mucho más relevante exigir a nuestros políticos un compromiso con una agricultura sostenible a largo plazo, especialmente en un contexto de cambio climático.
AM: A nivel individual podemos realizar pequeñas acciones, pero los mayores cambios deben darse a nivel institucional y a escalas cada vez más grandes, usando los últimos avances científicos como base para la toma de decisiones.
̶ ¿Qué reflexión les transmitirían a quienes nos leen?
IB: Creo que estamos en un momento importante porque hay una señal de alarma clara que nos indica que podemos perder muchas especies que son el resultado de millones de años de evolución, pero aún no hemos extinguido a la mayoría de ellas. Estamos a tiempo de reaccionar y usar el conocimiento científico para cuidar a todas las especies del planeta. En definitiva, el modelo actual fomenta que se enriquezcan unos pocos a costa de destruir el legado natural que tenemos, así que cambiar el sistema para empoderar a los pequeños agricultores puede tener consecuencias positivas tanto a nivel social como ecológico.