“Obesidad y desnutrición”: Dos caras de una misma moneda

Nuestros sistemas alimentarios necesitan una revisión en profundidad. Revisarlos, transformarlos y adaptarlos a las necesidades de hoy y de nuestro futuro definirá nuestra supervivencia y la de nuestro planeta. En el libro “Obesidad y desnutrición: consecuencias de la globalización alimentaria” de la editorial Catarata, Kattya Cascante, actual profesora de Relaciones Internacionales en la UCM, señala las causas que nos trajeron hasta aquí y las posibles soluciones.
Problemas hermanados
Según la autora, la desnutrición y la obesidad son dos caras de una misma moneda, porque ambas representan las consecuencias de una malnutrición relacionada con el funcionamiento del sistema mundial de alimentos, específicamente, a la globalización de su modelo productivo.
Hoy, el desafío no se encuentra en la cantidad de comida que somos capaces de producir y para confirmarlo basta con echar un vistazo a las preocupantes cifras del alimento que tiramos a la basura. Por el contrario, el verdadero desafío está en seleccionar adecuadamente los métodos que utilizamos para producir nuestros alimentos.
Radiografía de una alimentación deficiente
Cascante nos cuenta que actualmente se estima que 7.900 millones de personas consumen a diario más de 3.600 calorías diarias frente a las 2.400 que la Organización Mundial de la Salud considera necesarias. Por otro lado, en 2021 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, señaló que la relación mundial entre las existencias y el consumo humano de cereales es superior al ritmo del crecimiento demográfico: hasta un 38% en el caso del trigo y de 35% para el arroz.
Está claro que los alimentos están a nuestra disposición. Es más, sobran. El sistema productivo actual genera alimentos suficientes para incluso duplicar las necesidades energéticas de la actual población mundial. La pregunta es, ¿por qué a pesar de estas cifras hay más de 800 millones de personas que no pueden consumir los nutrientes necesarios? Y, además, ¿por qué casi 1.900 millones de personas consumen demasiadas calorías, en su mayoría, vacías de nutrientes?
Una mirada integral sobre el hambre y la obesidad en el mundo
Desde 1975, la prevalencia de obesidad en mundo se ha triplicado, así que no es suficiente con atender a la persona desnutrida delgada, hay que mirar a la que está desnutrida con sobrepeso y tratar ambos problemas como uno solo.
La autora es rotunda: no podemos seguir por este camino. Y para ello es necesario ajustar nuestros sistemas alimentarios. Estos deben mirar hacia las personas, hacia el derecho a la alimentación, hacia la producción sostenible de los alimentos y hacia la agricultora y el agricultor medio, que son quienes producen el 70% de los alimentos que consumimos.
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