¿Conocemos realmente los alimentos que se pierden o se desperdician? Hasta ahora los cálculos apuntan a que aproximadamente un tercio de la producción global de alimentos se pierde o se desperdicia. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) acaba de hacer público un informe en el que sostiene que la cifra es mayor de lo que se creía hasta ahora y se acerca al 40% de la producción mundial.
En los últimos años ha ido creciendo la preocupación por conocer cuánto alimento es desaprovechado y cómo se pueden reducir las cifras. La FAO ha creado una Plataforma técnica sobre la medición y la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos. Realizó también un esfuerzo metodológico para diferenciar la pérdida de alimentos del desperdicio de alimentos y puso en marcha una base de datos para recoger toda la información y las cifras disponibles. Según definición de FAO, si hablamos de pérdida nos referimos la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores. En cambio, si hablamos de desperdicio nos referimos a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores.
Según el informe de WWF titulado Enviado a la basura: pérdida global de alimentos en granjas, 1.200 millones de toneladas de alimentos se pierden en las granjas durante y después de la cosecha. Esto equivale al 15,3% de los alimentos producidos. A ello hay que añadir las cifras correspondientes a las fases del transporte posterior a la granja, almacenamiento, procesamiento, comercio minorista y consumidores. Según WWF, la dificultad para medir la pérdida de alimentos en la fase de la granja ha provocado una subestimación en la importancia de su contribución a los niveles de desperdicio. Si se valora adecuadamente, esta organización estima que la cifra mundial de pérdida y desperdicio alimentario supera el 33% de la producción mundial y se acerca al 40%.
De ser ciertas estas estimaciones significaría que la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero generadas por los alimentos que no se consumen pasaría del 8% de las emisiones totales de GEI al 10%. Según este informe de WWF se da la circunstancia además de que los países de ingresos altos y medios con solo el 37% de la población mundial, contribuyen en un 58% a la pérdida de cosecha global.
Entre los aspectos a mejorar, el informe señala la desconexión existente entre los agricultores y los mercados finales que hace que se produzcan desajustes en el volumen de producción y tiempo de siembra. También se reclama mayor protección para los productores frente a las prácticas comerciales desleales así como incrementar la inversión en infraestructura, innovación y capacitación.