¿Sabes lo que comes?: lo que nadie se atreve a decir

Comer es cosa de todos los días y de todas las personas. Pero solo unos pocos pueden estar seguros de que su alimentación es sana y consciente y de que, cuando pueden elegir, lo hacen apoyándose en las enseñanzas de la ciencia. ¿Falta de información? Realmente lo que nos sucede es que, entre la publicidad, la información sesgada, las medias verdades y las mentiras absolutas que encontramos en nuestras pantallas es difícil extraer conclusiones.
“Consume más superalimentos”; “No comas ese pescado ¡es peligroso!”; “El ayuno intermitente es muy beneficioso para la salud” son solo algunas afirmaciones con las que nos topamos todos los días. Pero ¿hay algo de cierto en ellas? Y todo eso nos lleva a una dura realidad: ¿podrías distinguir una verdad contrastada de una leyenda urbana o una mera creencia infundada?
Para el doctor Martínez-González, epidemiólogo experto en la dieta mediterránea, detectar los bulos y las artimañas que la industria utiliza para manipularnos acaba resultando todo un desafío para los consumidores. Por eso, después de su éxito editorial Salud a ciencia cierta, el doctor hizo equipo con la periodista especializada en nutrición Marisol Guisasola para escribir ¿Qué comes? Comer con ciencia y a conciencia.
La valentía de decir lo que otros callan
El libro, publicado por la editorial Planeta, está dirigido a quienes desean cuidar su alimentación y aprender a comer. En él, los especialistas desbancan mitos, aclaran leyendas urbanas y hablan sin tapujos de la industria alimentaria y farmacéutica ofreciendo datos esclarecedores y destapando “sus vergüenzas”. Se trata de una obra imprescindible e iluminadora, escrita de forma inteligible y desde la valentía de decir lo que otros callan. “Mi pasión es la salud pública y no podía callar en medio de tanta desinformación motivada por conflictos de interés”, afirma el experto.
El doctor Martínez-González habló con el equipo de redacción del Magazine CEMAS para que podamos conocer más sobre su visión:
Pregunta: En su libro desarrolla los oscuros intereses de la industria de la salud, ¿qué herramientas se llevarán sus lectores para estar más alerta a los engaños de las grandes corporaciones?
Respuesta: El propio libro ¿Qué comes? es una gran herramienta. Proporcionamos escalas y cuestionarios breves muy fáciles de entender y que se contestan en pocos minutos. Esto le sirve a uno para autoexaminar sus hábitos de nutrición y ponerse puntos sobre si come bien o mal. También damos muchas informaciones sobre otros temas, que ahora mismo son imprescindibles: ¿cómo interpretar las etiquetas? ¿cómo reconocer los ultraprocesados? ¿qué juicio merece cada una de las dietas más populares?
P: Existe una relación entre los hábitos alimentarios y la prevención de enfermedades, ¿qué papel cumple la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios en la prevención de la pandemia por COVID-19, la obesidad y las pandemias venideras?
R: Hemos comprobado en estudios, como el proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), con más de 20.000 participantes y a largo plazo, más de 10 años de seguimiento medio, que los patrones alimentarios de alta calidad, como la dieta mediterránea, no solo previenen las malas consecuencias de la obesidad, sino que además son sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Por otra parte, todas las pruebas científicas que se van recogiendo apoyan que la obesidad es un factor de riesgo en la COVID-19 y que estos patrones de alta calidad ayudan a reducir infecciones virales de este tipo y a mejorar su pronóstico.
P: ¿Cree que, poco a poco, la humanidad es más consciente de la importancia de consumir alimentos, frescos, saludables y de temporada? ¿Por qué considera que este despertar se ha demorado tanto?
R: Este conocimiento hasta ahora solo ha llegado a los sectores con mejor nivel educativo y cultural de la sociedad, pero sigue habiendo mucha desinformación. Nos ha llevado tanto tiempo porque hay dos fuerzas muy poderosas que operan en contra: la cultura hedonista-materialista y los intereses comerciales de ciertas industrias con poca conciencia moral.
P: Además de la pandemia por la COVID-19, el planeta está viviendo la pandemia silenciosa de la obesidad. ¿Por qué cree que esta última no recibe la atención que merece en la opinión pública?
R: Se tiene miedo de estigmatizar a las personas obesas. Un principio clave en salud pública es no culpabilizar a la víctima. Pero este principio también es compatible con defender la capacidad de que una persona debería cambiar sus hábitos de consumo y sentirse empoderada para hacerle frente a las presiones comerciales, con un auténtica libertad y señorío. Pero la obesidad y el exceso de peso están provocando desde hace al menos dos décadas más muertes cada año que la actual pandemia por la COVID-19 y eso no se puede olvidar.
P: ¿Qué estamos haciendo mal para que los niveles de obesidad sigan aumentando? ¿Qué cambios estructurales deberían implementarse para combatirla?
R: Lo peor es la connivencia entre ciertos médicos y expertos en nutrición con las empresas que venden comida basura y bebida basura. Tienen conflictos de interés. Esta connivencia crea “agnogénesis”, un término poco conocido que explicamos y denunciamos en el libro. La “agnogénesis” consiste en crear intencionalmente en la población una visión escéptica y agnóstica y extender así la percepción de que nada está demostrado en la relación alimentación-salud. Si le preguntas a la gente, te dirán que estos de la nutrición no se aclaran, que un día dicen una cosa y al día siguiente la contraria. La agnogénesis habrá logrado su propósito y así facilitará tener siempre excusas para apartarse de un patrón alimentario de alta calidad.
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