Tierra seca y futuro incierto: el impacto de la sequía y el cambio climático en nuestra cadena alimentaria

Entre hileras de coles, rábanos y tomates, Mohammad Islam sonríe. Este huerto, su huerto, se encuentra en la ciudad de Cox’s Bazar, Bangladesh, conocida hoy como centro turístico e, históricamente, por ser un verdadero oasis. Su suelo fértil hacía posible que en la zona creciera casi cualquier cultivo. Pero esa prosperidad agraria es cosa del pasado. Hoy, la escasez de agua es habitual y el coste de la producción de alimentos se ha incrementado de forma alarmante.
La cuestión es: ¿cómo se ha llegado a este punto?
Las dificultades que aparecen en el entorno de Cox’s Bazar tienen origen en varios factores, pero los más importantes son:
- El cambio climático, que ha afectado negativamente la disponibilidad de agua en la región y han alterado los ciclos de cultivo.
- La deforestación, que ha reducido la capacidad del suelo para retener agua.
- Y la sobreexplotación de recursos hídricos, producida por el incremento de la demanda de agua para la agricultura, la industria y el consumo humano.
Los usos de suelos y agua sin tener en cuenta su sostenibilidad fue determinante en Cox’s Bazar. Aunque a ello hubo que añadir el crecimiento de la población de la ciudad y su boom turístico. Estas circunstancias unidas hicieron que el ciclo de degradación se convirtiera en una espiral que provocó consecuencias cada vez más graves.
Y sin embargo, la historia de Mohammad es un caso de éxito. Asistió a una escuela de campo para agricultores respaldada por FAO, desde donde lo alientan a aprender buenas prácticas agrícolas. Fue allí donde consiguió las semillas, la maquinaria y la capacitación para emprender un cultivo que hace un uso mucho más sostenible del agua. Hoy dispone de tres paneles solares instalados por la organización que le permiten regar de forma sostenible y le ayudan a reducir el coste de producción a la mitad.
La dificultad para producir alimentos, un mal generalizado
El caso de esta espléndida zona de Bangladesh no es único. La creciente demanda de recursos hídricos, el cambio climático y la degradación del suelo han creado problemas similares en muchas otras partes del mundo: desde el Cuerno de África y el Sahel hasta amplias zonas de California, Australia y La India han ido entrando en esta espiral dramática de sequía, altos precios de los alimentos. También sucede en el sureste español.
Esta situación se vuelve aún más preocupante si consideramos que para el 2050 tendremos un veinte por cien más de bocas que alimentar, por lo que la producción de alimentos deberá incrementarse en un 70 por ciento. ¿A qué se enfrentan las familias agricultoras?
Los desafíos más acuciantes son estos:
- El primer obstáculo que los pone en aprietos a las explotaciones agrícolas es el aumento de las temperaturas globales, que provoca un cambio en los patrones climáticos, afectando así la disponibilidad de agua y la frecuencia en la que se producen las sequías. Esto da origen a un círculo vicioso: aparece la sequía, la demanda de agua aumenta, se sobreexplotan los recursos hídricos, lo que intensifica la sequía. Y la historia vuelve a empezar.
- Si bien ese fenómeno ha llevado a la pérdida de cultivos en numerosas regiones del mundo, se suma otro agravante: la tala indiscriminada de árboles. Con la deforestación se pierde biodiversidad biológica, el suelo se degrada y disminuye su capacidad para retener agua. Sin esta capacidad, las zonas agrícolas se vuelven automáticamente más vulnerables a las sequías.
- Por último y no menos importante, el uso inadecuado del agua. En general, porque las personas regantes la usan indiscriminadamente o no conocen las necesidades de los cultivos y la gestionan de forma inadecuada. Esto sumado a que los distintos sectores industriales se disputan una cuota de agua para su propio beneficio.
El gran reto del agua
El agua es uno de los recursos más preciados del mundo y hace de la Tierra un planeta lleno de vida. Es esencial para la seguridad alimentaria, la nutrición, la salud, la energía, la biodiversidad y el medio ambiente. La humanidad tiene que afrontar grandes desafíos en torno a este recurso invaluable.
Por un lado, según datos de la FAO, será necesario aumentar la producción en un 70%, y en un 100% en el caso de los países en desarrollo, para abastecer a una población en continuo crecimiento. Sin embargo, no podemos hacerlo a cualquier precio. Debemos actuar teniendo en cuenta que es precisamente la agricultura el sector responsable del mayor consumo de agua: un 70% del agua dulce del planeta, para ser exactos.
Según la FAO, para que podamos alcanzar ese objetivo de forma sostenible nuestra mirada tiene que estar puesta en los siguientes puntos:
- Producir más alimentos con menos agua. Para lo cual es necesario invertir en investigación para utilizar el mínimo de agua posible. También para desarrollar variedades de cultivos resistentes a condiciones climáticas hostiles.
- Crear resiliencia en las comunidades agrícolas de modo que puedan hacer frente a posibles inundaciones y sequías, reforzando así la seguridad alimentaria.
- Aplicar tecnologías de agua potable que sean eficientes y protejan el medio ambiente, en el marco de una agricultura climáticamente inteligente, de conservación y agroecológica.
La labor de la FAO ante este desafío
Para alcanzar el objetivo de sistemas alimentarios sostenibles y justos, la FAO trabaja en busca de una gestión racional del agua y para aumentar la resiliencia de la sociedad contra las amenazas de la escasez del agua.
Su labor consiste en promocionar políticas proactivas de gestión de riesgos de sequías e inundaciones; en crear capacidades en materia de alerta temprana e información periódica sobre las amenazas; y en apoyar un mayor almacenamiento de agua para amortiguar la variabilidad y el cambio climático. Una de sus herramientas más eficientes que han puesto al servicio de las personas es AQUASTAT, la fuente más completa y consultada en estadísticas mundiales sobre el agua.
Necesitamos infraestructuras, pero también una gobernanza del agua
¿Cómo sabemos que el agua está siendo utilizada de forma equitativa? ¿quién mide cuánta agua podemos usar? Además de ofrecer datos, capacitación y tecnologías como las que ha recibido Mohammad en Bangladesh, FAO apoya programas que mejoran la gobernanza del agua para un uso más eficiente, transparente y equitativo. En concreto, aborda la competencia por el agua a través del vínculo agua-alimentos-energía, basándose en el diálogo multisectorial sobre políticas y la labor para la resolución de conflicto.
A través de su programa sobre la gobernanza de las aguas subterráneas se centra en la aplicación de políticas y directrices institucionales diseñadas a nivel local, nacional y transfronterizo. ¿El objetivo? Promover las mejores prácticas en materia de gobernanza de las aguas subterráneas como forma de lograr una gestión sostenible de estos recursos.
De esta manera, la institución consigue la participación de los actores involucrados dentro de los territorios contribuyendo a enfrentar desafíos compartidos importantes como la pobreza y el deterioro ambiental, la seguridad hídrica, la resiliencia climática, la seguridad alimentaria y el desarrollo territorial rural.
Así es como todos podemos contribuir
Los gobiernos deben trabajar, en promedio, cuatro veces más rápido para alcanzar el ODS 6 a tiempo, pero por sí solos no pueden resolver este problema. El agua afecta a todas las personas y todos tenemos que tomar medidas. Los individuos, las familias, las escuelas, las ciudades y todas las comunidades pueden marcar la diferencia. ¿Tú ya sabes cómo puedes ayudar para bajar tu huella hídrica? Te lo contamos.
- Consume productos que hagan un uso menos intensivo de agua. Puedes hacer esto atendiendo a las etiquetas de huella hídrica para saber el agua que se utilizó para producir ese alimento o bien informándote sobre cómo se elabora.
- Reduce el desperdicio de alimentos. La comida que tiras a la basura ¡es muy valiosa! Son muchos los recursos que se invierten para que llegue a tus manos, entre ellos, agua.
- Compra alimentos agroecológicos, este tipo de enfoque promueve la diversidad de cultivos, la conservación del suelo y el uso sostenible de los recursos naturales.
- Aprovecha el agua de lluvia al máximo recolectándola en recipientes para regar tus plantas o tu huerto.
- No la dejes correr, usa solo el agua necesaria para tu aseo y reutilízala siempre que puedas.
¡Tú también puedes ayudar a combatir la crisis del agua!
Te puede interesar:
- Informe SOLAW: “El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura”. FAO.
- Informe “El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo”. FAO.
- AQUASTAT. FAO.