Un proyecto para recuperar tierras y hacer crecer la conciencia agroecológica

Cuando hablamos de alimentación y de inseguridad alimentaria pasamos por alto esas zonas agrarias que podrían ser productivas y valiosas para la comunidad, pero que no tienen familias agricultoras que las cuiden y las pongan en producción. En esta circunstancia ha puesto el foco la Fundación Cívica Novessendes que se ha propuesto recuperar tierras abandonadas y transformar la cadena alimentaria en la provincia de Castellón (Comunidad Valenciana, España), una de las zonas europeas más afectadas por el abandono del medio rural.
Esta organización quiere contribuir a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y para ello ha puesto en marcha el proyecto “Horta del Rajolar”. ¿Su objetivo? transformar las prácticas de consumo y de producción orientando tanto a las familias productoras como a las consumidoras hacia un sistema alimentario sostenible basado en la agroecología. Sí, todo en línea con la Agenda 2030 conocida como Objetivos de Desarrollo Sostenible.
A través de la Horta del Rajolar, esta organización brinda oportunidades laborales a quienes quieren trabajar produciendo hortalizas; por su parte, la población local accede con facilidad a productos saludables, agroecológicos y de proximidad. Manolo Piquer, presidente de la Fundación, nos cuenta que esta iniciativa quiere resolver los problemas que enfrenta el campo, dignificando la profesión de quienes se dedican a la agricultura: “Buscamos que puedan obtener salarios dignos, en base a un precio justo que las personas consumidoras pagan por sus productos desde una postura responsable que dignifica la profesión de las personas agricultoras y el patrimonio que atesora la huerta”.
Un punto de partida para el cambio de modelo agrario
Hace ya años, la situación precaria que se vivía en la agricultura de la zona de Castellón hizo que buena parte de la población rural abandonara sus tierras. Con este proyecto, la Fundación Noves Sendes está recuperando esas parcelas, proponiendo a los propietarios que las cedan mientras no las necesiten para que otras personas las puedan trabajar. “Son parcelas de la antigua huerta, pegadas al casco urbano, que al trabajarse de nuevo facilitan además el mantenimiento del sistema de riego tradicional. Con todo ello hay una mejora del entorno periurbano que también supone un valor para la población”, explica Piquer.
Tres años atrás, esta asociación abrió una línea de trabajo con el objetivo de incrementar la conciencia crítica de la ciudadanía sobre las interrelaciones y los efectos que tiene el modelo agroindustrial tanto a nivel global como local. En esta línea, el grupo de trabajo realiza acciones de sensibilización con formación, campañas de comunicación e investigación y genera redes de productores y productoras.
Gracias al proyecto “Horta de Rajolar”, la producción agroecológica de la provincia de Castellón se va fortaleciendo y también crece la sensibilidad por parte de la sociedad. El presidente de la asociación hace un balance optimista: “Nos gratifica observar cómo se materializa una nueva mirada hacia la huerta como oportunidad de reinventar la agricultura con criterios de justicia social, sostenibilidad ambiental y gobernanza participativa”.