El agua en nuestro plato: 5 reflexiones sobre el Día Internacional de la Alimentación

Detrás de cada bocado y cada sorbo, hay una historia de agua. ¿Te has preguntado alguna vez cuánta agua “comes” al día? Cada año, el Día Mundial de la Alimentación nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre un aspecto fundamental de nuestro sistema alimentario global. Esta celebración anual, que tiene lugar el 16 de octubre, fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para concienciar sobre problemas relacionados con la alimentación y la agricultura en todo el mundo. En esta edición (ver vídeo), el foco está puesto en un recurso vital que a menudo damos por sentado: el agua. ¿Reflexionamos juntos sobre nuestra relación con este recurso vital? 

El vínculo inseparable entre agua y alimentación 

Para comprender plenamente la importancia del agua en nuestra alimentación, basta con considerar que, según datos de la FAO, para producir un solo kilogramo de trigo se necesitan aproximadamente 1.000 litros de agua, y para un kilogramo de carne de vacuno, ¡hasta 15.000 litros! El agua no solo sacia nuestra sed, sino que también nutre nuestros cultivos, da de beber a nuestro ganado y posibilita prácticamente todos los aspectos de la producción alimentaria. 

El agua que tiramos 

El 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. A días de esta celebración es importante destacar que se desechan anualmente casi 1000 millones de toneladas de alimentos, 17% de todos los alimentos disponibles para los consumidores en todo el mundo. Demasiado, ¿verdad? Cuando tiramos alimento, desperdiciamos importantes recursos que se utilizaron para producirlo. Y el agua es uno de ellos.  

El desafío del cambio climático y la escasez de agua 

El cambio climático, con sus múltiples facetas, está redefiniendo nuestra geografía. Aquí un dato estremecedor: los humedales, los enclaves biológicamente diversos de todos los ecosistemas, están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques y se ha perdido el 85% de ellos en los últimos trescientos años.  

Asimismo, las zonas que anteriormente disfrutaban de lluvias regulares ahora pueden enfrentar temporadas impredecibles, mientras que áreas tradicionalmente secas pueden recibir lluvias torrenciales inusuales. El cambio climático no solo afecta la disponibilidad del agua, sino también a la infraestructura que hemos construido en torno a nuestros patrones de agua conocidos, como presas, canales y sistemas de irrigación. 

¿Y qué pasa cuando no hay agua en una región? Que su población se ve obligada a emigrar. En esa inseguridad viven grandes zonas que dependen de fuentes de agua locales para sus cultivos o para su suministro diario. Una fuente de agua que se contamina o agota puede desplazar comunidades completas, llevándolas a zonas urbanas ya sobrepobladas o a regiones desconocidas, donde la competencia por los recursos puede ser feroz. Por lo tanto, no es solo una cuestión de alimentación sostenible, sino también de estabilidad social, política y económica.  

El uso eficiente del agua en la agricultura 

El sector agrícola es el mayor consumidor de agua dulce en el mundo, por lo que la gestión eficiente de este recurso es esencial. Se deben implementar técnicas agrícolas más sostenibles, como la agricultura de conservación, la irrigación por goteo y la recogida de aguas pluviales. Solo así es posible garantizar que se maximiza el valor de cada gota. 

La calidad del agua y la seguridad alimentaria 

La contaminación del agua puede tener graves consecuencias para la seguridad alimentaria. Las fuentes de agua contaminada pueden comprometer la salud de los cultivos y el ganado, lo que a su vez afecta la salud humana. Es esencial que protejamos la calidad del agua no solo por su importancia en la alimentación, sino también por su impacto en la salud pública y el ecosistema global. 

La responsabilidad compartida 

Recordemos que cada gota que consumimos tiene un impacto, y cada elección que hacemos, desde lo que comemos hasta cómo cultivamos, afecta a este preciado recurso. Valoremos, protejamos y conservemos el agua en todas sus formas. Este año, mientras celebramos el Día Mundial de la Alimentación, tengamos en cuenta cómo nuestras acciones individuales y colectivas pueden contribuir a un mundo donde el agua y la alimentación sostenible estén al alcance de todos. Desde el CEMAS, te invitamos a unirte a este movimiento global, porque el agua, al igual que la alimentación, es vida. 

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