Los nuevos facilitadores de la sostenibilidad alimentaria 

¿Podemos mejorar la calidad de vida de todas las personas del mundo sin ejercer presión sobre nuestros recursos naturales? Con la implicación de todos, sobre todo de las nuevas generaciones, cumplir los objetivos y metas de desarrollo sostenible se hace realidad. Te invitamos a conocer tres iniciativas inspiradoras que ahora mismo están abriendo paso a un planeta más sostenible y justo. ¡Lee hasta el final! 

Sostenibilidad y educación: una combinación ganadora 

¿Cómo podemos formar ciudadanos para pasar de una visión individualista a una que aporte a la sociedad? El papel de la educación es fundamental para la formación de ciudadanos comprometidos, que conozcan su entorno y tomen decisiones en beneficio de una comunidad sostenible. Este es uno de los pilares de Justicia Alimentaria, una ONG formada por personas que creen en la necesidad de cambiar el sistema agroalimentario actual. 

Mediante la difusión de conocimientos, materiales didácticos, competencias y valores con miras a proteger el planeta la ONG promueve en las aulas (y fuera de ellas) una alimentación saludable y sostenible. Lo hacen implicando al profesorado, alumnado, madres y padres para generar debate e invitar a la reflexión. 

Entre sus iniciativas más recientes se encuentra la plataforma “Escuelas que Alimentan”, impulsada de manera conjunta con otras organizaciones ligadas al ámbito de la alimentación, el desarrollo rural, la economía social y la educación. A través de ella impulsan cambios que permitan transitar hacia unos comedores escolares más educativos, saludables, sostenibles y ligados al territorio. De esta manera, es posible construir “una población informada, consciente y responsable sobre sus hábitos de consumo”.  

Revalorizando los sistemas alimentarios ancestrales 

En Estados Unidos, la juventud indígena se preocupa por garantizar que la tierra pueda seguir generando alimentos en el futuro. “Los jóvenes de hoy queremos asegurarnos de que nuestras comunidades se alimenten, pero realmente aspiramos a que haya sostenibilidad en todos los niveles”, señala Mariah Gladstone, una joven con ascendencia de pies negros y cherokees que creció en una reserva indígena situada en el noroeste del Estado de Montana.  

Hoy, Mariah utiliza las redes sociales para dar a conocer los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas a través de videorecetas que refuerzan el vínculo de las comunidades con su cultura e identidad mientras promueve una alimentación saludable y sostenible. A través de Indigikitchen (el nombre es una combinación de indígena, digital y cocina) Mariah crea breves tutoriales de cocina con ingredientes que utilizaban sus ancestros.  

Los sistemas alimentarios ancestrales son una gran fuente de inspiración para formular políticas alimentarias. En concreto, brindan una recopilación de conocimientos especializados que hacen posible profundizar en medidas que tengan en cuenta a los ecosistemas, la biodiversidad y las culturas locales. Este es un tema que se trata con regularidad en el Centro Mundial sobre Sistemas Alimentarios Indígenas de la FAO. 

Aplicar la Ciencia de Datos para luchar contra el desperdicio alimentario 

Mientras estudiaban Hostelería en la Universidad, las suizas Anastasia Hofmann y Naomi MacKenzie comenzaron a preocuparse por las toneladas de basura alimentaria generada por el ambiente de la restauración. No dudaron en actuar. Juntas aprovecharon el poder de los datos para ahorrar valiosos recursos y devolver el valor a los alimentos.  

Así nació KITRO, una start-up que permite a los restaurantes y hoteles recopilar datos sobre el alimento desperdiciado en cocina y áreas de servicio. Para hacerlo posible, utilizan una balanza especial con una cámara incorporada capaz de hacer un seguimiento del tipo de alimento que se desperdició. El software de inteligencia artificial lo clasifica, cuantifica y calcula su costo económico.  

Este novedoso sistema permite a las empresas identificar las áreas problemáticas de desperdicio y trabajar en equipo para poner en práctica acciones a medida que reduzcan el desperdicio de alimentos, el impacto ambiental y optimicen recursos. 

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