10 enseñanzas que nos dejó la COVID-19 sobre nuestros sistemas alimentarios

Detrás de toda crisis hay una oportunidad. Hoy, los especialistas coinciden en que la COVID-19 nos ha traído una oportunidad única para repensar nuestra relación con el alimento, entender las debilidades de nuestros sistemas alimentarios y reconstruir mejor. ¿Por qué comemos lo que comemos? ¿Qué haremos con los 1.000 millones de toneladas de comida que desperdiciamos cada año? ¿Cuándo empezaremos a valorar los alimentos? Todos tenemos preguntas que hacernos y un papel que cumplir: consumidores, pequeños productores, comerciantes, gobiernos y organizaciones. Ya no hay más tiempo que perder. 

Os invitamos a parar y reflexionar sobre lo que hemos aprendido en esta crisis acerca de los sistemas alimentarios urbanos, porque mirar a nuestro alrededor es el primer paso para trazar el camino hacia el cambio:

1. La comida cumple un papel preponderante en nuestro día a día 

Alimentarse sin duda ha sido una de las preocupaciones más significativas durante el encierroLa desesperación ante las estanterías vacías y la amenaza del desabastecimiento en plena crisis sanitaria llegó a afectar el sentido común de las personas. La incertidumbre alrededor de la comida ha dado como resultado carritos de supermercado repletos de productos, a pesar de que ese acopiamiento significara dejar al siguiente comprador sin nada.

 

2. Las estanterías con una variedad abismal de productos esconden una realidad inquietante 

¿Mangos en invierno? ¿Papayas que vienen del otro lado del mundo? Durante muchos años, la industria alimentaria enfocó sus esfuerzos en satisfacer a un consumidor insaciable y exigente. Tanto es así que nos parece natural consumir frutas y verduras fuera de temporada o variedades exóticas que llegan en grandes embarcaciones desde la otra punta del planetaCuando las cadenas de suministro que hacen esto posible se vieron afectadas por la COVID-19, comenzamos a plantearnos de dónde viene nuestro alimento y el coste de traerlo hasta aquí. ¿Sabes a ciencia cierta cuáles son las variedades de frutas y verduras típicas de tu zona?

 

 

3. El alimento es muy valioso 

Además del valiosísimo trabajo de los profesionales de la salud, también nos topamos con puestos de trabajo esenciales del ámbito de la alimentación que hasta el momento parecían invisiblespersonas que trabajan en el campoque participan en la distribución de alimentos y quienes reponen el alimento en el supermercado..La comida que ponemos en nuestro plato es extremadamente valiosa, no solo porque el alimento es una fuente de vida, sino porque detrás de él hay muchos recursos invertidos, como semillas, agua, mano de obra, muchas familias que dedican su vida al cultivo y a que ese alimento llegue hasta ti.

 

4. No podemos seguir tirando comida 

Identificar el inmenso valor que hay detrás de los alimentos nos hizo reflexionar sobre el desperdicio alimentario. Mientras un tercio de los alimentos que producimos a nivel mundial vaa parar al contenedor, 690 millones de personas padecen hambre (aquí tienes datos concretos de FAO)Los especialistas en este campo coinciden en que la clave para alimentar a más personas no está en producir más, sino en gestionar mejor el alimento. ¡Imagina cuántas bocas podríamos alimentar si evitáramos la pérdida y el desperdicio alimentario!

 

5. El alimento saludable es nuestra mejor medicina 

La COVID-19 nos empujó a replantearnos los nutrientes que ingerimos, porque aquello que comemos y bebemos puede afectar a la capacidad de nuestro organismo para prevenir y combatir las infecciones y para recuperarse de ellas. Desde los primeros momentos de la pandemia, la OMS destacó la importancia de cuidar nuestra dieta para fortalecer nuestro sistema inmunológico 

Entendimos así que el camino para la prevención de la pandemia es seguir una dieta variada, que incluya frutasverduras y legumbres, baja en grasas saturadas y azúcares.  El siguiente paso es asumir un gran desafío: garantizar que todos podamos acceder a ella, sobre todo si tenemos en cuenta que, según la FAOmás de 3.000 millones de personas no pueden permitírsela.

 

6. El papel de los pequeños productores es esencial 

El cierre de los mercados agrícolas fue un golpe brutal para el pequeño productor. ¿Qué pasaría con sus productos y con las plantaciones que estaban a punto de recoger? Sin embargo, a pesar de la pandemia, de las restricciones y del miedo, la necesidad de alimentar a miles de millones de personas seguía ahí. Hubo limitaciones de sobra, pero los agricultores y agricultoras trabajaron arduamente para reducir al mínimo el riesgo de desabastecimiento. ¡Y nos han demostrado que las cadenas de suministro cortas son la forma más segura y sostenible de abastecernos!

 

7. La importancia de comprar productos locales 

Cuando compramos un alimento directamente al productor, contribuimos a mejorar la sostenibilidad ambiental, sus medios de vida, el desarrollo económico equitativo y afianzamos el sentido de pertenencia a la comunidad. Después de todo, detrás de cada alimento hay muchísimo trabajo y una familia rural que depende de la venta de su cultivoEl e-commerce ha sido una ventaja tecnológica que nos permitió llegar hasta ellos, sin intermediarios, y ponerle cara a los productos que compramos. 

Además, como dijo el doctor David Nabarro en esta entrevista, los sistemas alimentarios con largas cadenas de suministro han demostrado ser especialmente susceptibles a sufrir interrupciones. ¡Bienvenidas las cadenas de suministro cortas!

 

 

8. Nuestro planeta ya no es un lugar seguro  

Los sistemas alimentarios de hoy exigen un esfuerzo descomunal a nuestro planeta. Estamos sufriendo a lo largo de los últimos años la pérdida de bosques, desastres naturales e incendios de proporciones gigantescas en varios puntos del mundo. Es evidente que la Tierra está perdiendo la batalla. Por ende, nosotros también. Para evitar más pandemias es clave proteger nuestra biodiversidad y la única forma en la que lo conseguiremos es alimentándonos de forma sostenible.

 

9. Nuestro sistema alimentario no es resiliente  

Muchos países dependen enormemente del comercio internacional. India es uno de ellos, en algunas regiones los productores de camarón apuestan todo al comercio a mercado exterior como China. Cuando las importaciones cesaron, los pequeños productores de camarón se vieron en grandes aprietos: su producción se perdió y miles de familias sufrieron las consecuencias. Te lo contamos en este artículo. Ejemplos como este muestran la importancia de apostar a sistemas locales, disminuir la dependencia al mercado internacional y diseñar políticas resilientes frente a posibles incidencias.

 

10. Juntos, podemos más 

El confinamiento marcó las distancias sociales, pero la comida nos mantuvo unidos. Se vieron iniciativas solidarias en todas las ciudades, desde ayudar a un vecino con las compras hasta organizar proyectos para alimentar a los más vulnerables, como familias cuyos niños dependían de las comidas escolares. Esto nos hace pensar en que, cuando estamos alineados con unos objetivos, podemos llegar más lejos de lo que pensamos.  

¿Hablamos de las soluciones? Lee el siguiente artículo. Construir sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos: la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios 2021